La práctica espiritual de la maternidad (segunda parte, un año después)
- Silvina Buenahora
- 11 ago 2023
- 3 Min. de lectura

Luego de un año de escribir sobre la maternidad en este blog y como afectó mi percepción de la espiritualidad quiero volver a compartir otros pensamientos.
El primero es sobre la mente que juzga.
Tal vez estamos acostumbrados a ser bombardeados de una perspectiva idealista de la maternidad y romántica, así que el último año se trató para mi básicamente de silenciar esa perspectiva idealizada en mi vida y de aceptar que cada madre vive su proceso a su modo. Creo que la diversidad de caminos que tomamos cada madre, cada familia y por lo tanto cada niño, enriquece la experiencia humana.
Mi mantra ha sido: soy lo mejor que puedo ser en este momento presente.
Así dentro de mi práctica espiritual el foco ha estado en la compasión, es decir, en la aceptación de la imperfección, no todo sale perfecto siempre y no está mal. En lugar de compararme o tomar perspectivas de otras personas decidí confiar en mi propia intuición. También decidí solo pedirle consejos a madres que piensan similar a mi en ciertas cosas, en temas específicos como lactancia y regulación emocional, puse límites al resto del mundo y confíe mucho mucho en mi y en mi pareja, nuestras decisiones.
Mi práctica principal para poner un límite a la información de afuera y escuchar adentro es la meditación y la respiración consciente. Suavizar aquellas áreas de mi pensamiento que se llenaban de juicios hacia mi misma y pensar específicamente en que la empatia y cariño, paciencia y dulzura con la que quiero tratar a mi hijo nace de las mismas cualidades hacia mi. Difícil ponerle un nombre a ese proceso que creo que me falta mucho recorrido por andar, sería algo así como sanar mi niña interna.
El segundo aspecto que quería compartir es sobre la regulación emocional propia para ayudar a mi bebé a regularse, un aspecto en el que siento que soy totalmente principiante, y debo confesar que hay días fáciles y días difíciles.
Creo que los días más difíciles de regularse emocionalmente es cuando el cansancio físico es extremo. Ahí creo que pedir ayuda y separarse un momento de la situación (1 min de respirar profundo basta) es fundamental, porque todos necesitamos un momento para nosotros, no somos supermadres que pueden solas con todo, no está mal reconocer que no podes más. Mi desafío constante es no llegar al punto del colapso y ver ciertas señales antes de que llegues al punto de saturación. Si tienes a alguien que te acompaña en el proceso, como.lo es para mi mi pareja, esa persona desde afuera te puede ayudar a identificar con su apoyo ese punto. Ahí si que ciertas herramientas como reconocer las sensaciones físicas antes de que te sientas completamente agotada es importante. De nuevo aclaro: aún estoy aprendiendo, hay herramientas pero es complejo, porque es tanta la demanda a veces al ser madre que no te da el tiempo para autobservarte. Observar el cansancio físico, el dolor en el cuerpo, estar acelerado en como hablas, tu mirada y tus sensaciones físicas puede ayudar para luego relajarte.
Así que la meditación y escuchar al cuerpo es la medicina desde mi perspectiva, pero sobre todo pedir ayuda y darte un momento para vos.
Creo que resumiendo todo el amor que te das a ti misma cambia significativamente tu relación con tu hijo, toda la compasión y la paciencia que te das la puedes brindar a tus hijos y al mundo.
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